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Walt Disney en Paris
Juan Piqueras
Los telegramas de los Agencias periodisticas han precedido a los comunicados oficiales de los Artista Asociados. Mucho antes de éstos comunicasen a la Prensa la próxima llegada de Walt Disney a Paris, los lectores de esta misma. Prensa conocían ya la gran nueva. Paris no es una ciudad capaz de alterarse por no importa qué cosa. Pero Paris se ha sentido por unos días un poco más inquieto que de costumbre. Le noticia de la llegada del creator de Mickey se ha esparcido vertiginosamente, no por medio de grandes titulares reporteriles, sin de boca en boca. Paris, que recibe eon una indiferencia un poco estudiada las figuras internacionales más visibles, ha sabido medir exactamente la importancia de Walt Disney y le ha otorgado sus mejores reverencias. A la invitación de los Artistas Asociados acudió una gran cantidad de periodistas a los salones del Hotel Crillón. Seria un poco pretencioso dar los nombres de lo más saliente que vino a ver al animador de Mickey y de esa maravillosa de Silly Symphonies que, con los films de Charles Chaplin, quedan como lo más depurado y de claro de todos los clásicos del cinema. Contrasta realmente la sencillez de este mozo de treinta y cuatro años, que ha logrado posiciones internacionales bien sólidas con la afectación y la prestancia insincera de esa pléyade de vedettes que llegan de Hollvwood en plan de exhibicionismo publicitario. Walt Disney se movía ágil y desenvueltamente por entre la gente, que le interrogaba con los pidiéndole una sonrisa o mostrándole una fotografía para que la firmase. Disney, con empaque y de protagonista de películas deportivas y sentimentales de su país, tenía para todo el mundo la frase adecuada la exacta. En el momento del champán y los bocadillos, quedamos solos con Walt Disney y tres o cuatro compañeros más en una habitación. Es el momento de preguntarle cosas, de conocer sus comienzos, su luchas, sus proyectos. — He venido a Francia pasar mis vacaciones de verano. Aunque estuve en ella casi un año durante la guerra, las condiciones en que me desenvolvía me impidieron conocerla a fondo. Pienso visitar Alsacia y toda la Costu Azul. — ¿Por mucho tiempo en Europa? — Desgraciadamente, no. El primero de Agosto debo llegar a Hollywood, en donde me esperan mis compromisos adquiridos United Artists. — ¿Viene directamente desde América? — No, he pasado unos días en Londres. En este momento, uno de los fotógrafos que le acechan con mayor insistencia nos cuenta cómo al llegar Walt Disnev al Bourget y descender del avión que le había traído de Londres, cuando los fotógrafos, la plana mayor de Artistas Asociados en Paris y algunos periodistas, se acercaron a él, éste, con un gesto rápido y deportivo de gangster americano, sacó una ametralladora de bolsillo y comenzó a disparar fotografías, ante la sorpresa de todos. Nuestro fotógrafo, recordando el incidente, nos refiera el cuento del cazador cazado. — ¿No irá usted por España? — preguntamos nosotros, seguros del interés que su respuesta puede tener para miles y miles de españoles. — En esta ocasión no me es posible hacerlo; pero trataré de realizar un viaje por su país en mi próxima visita a Europa. — Se ha dicho que, en lo sucesivo, todos los films de Mickey Mouse serán en colores, como las Silly Symphonies. ¿Qué hay de cierto en ello? — Efectivamente, Mickey ha comenzado ya a tener un color más alegre que el blanco y el negro en que hasta ahora se movía, y de aquí en adelante se presentará a sus espectadores en igual formar que mis otras producciones. A propósito de esto, alguien cuenta una anécdota que tiene como protagonista al célebre Toscanini y a Mickey, en su primer film en colores. Hace unos días, el gran director de orquesta fué invitado en Londres a visitar La Fanfare, primer dibujo en colores de Mickey Mouse. Aun no había desaparecido de la pantalla la palabra «fin», cuando se oyó gritar Toscanini: ¡Magnifico! ¡Fantástico! Non e possible! ¿Puedo ver otra vez esto obra maestra?» Mickey apareció un segunda vez en la pantalla, ante la gran alegría del gran músico, que no cesaba de patentizar su admiración y de repetir que Disney era un hombre genial. Un gran film de dibujos animados — Tenemos noticias de que piensa realizar usted — hemos dicho a Disney — un film de gran metraje. — Precisamente debo comenzar a trabajar sobre él a mi regreso. Se trata de un gran film de dibujos animados, que durará un cura y diez minutos de proyección. — ¿Sobre qué terna? — Su asunto girará en torno la historia de una pequeña princesa, Flor de Nieve, y des Siete Barbudos. — Es decir, que por esta vez, sus personajes serán seres humanos. — Si; todos ellos representaran figuras de hombres y mujeres, aunque no estoy seguro de poder eludir la intervención de animales en mi fábula. — ¿Qué opinión le merecen los film de dibujos animados de Europa? — No puedo juzgarles, porque hasta la fecha no he podido ver ninguno. Alguien ha hablado de esas dos bandas maravillosas que ha dado el cine europeo. Una de ellas es Idea, película de Vartoff, basada en el libro de dibujos de Franz Masserel. La otra es Una noche en el Monte Calvo, poema de imágenes animadas, de Alexieff y miss Parker, sobre la música de Mussorgsky. La primera es una cosa de tendencias netamente sociales. La segunda es una innovación dentro del cinema. Se trata del primer intento de grabado animado. [img]Walt Disney, el célebre creador de «Mickey,» ha tenido la gentileza de dedicar a los lectores de CINEGRAMAS esta fotografía que nos complacemos en publicar[/img] Walt Disney lamenta no haber podido ver estas dos obras. Sin embargo, precisa sus principios: El dibujo animado no debe ser triste — Yo no creo que el dibujo animados debe ser dramático. Por el contrario, creo debe poseer una gran cantidad de humorismo, de sentimiento, de emoción, de magia, de maravilla... Creo quo el público, hoy por hoy, no pide al dibujo animado que sea una cosa triste. La gente se abalanza sobre nosotros. Se ha variado una gran cantidad de botellas de champán y se ha comido de firme, Roy Disnev, hermano y manager de Walt, nos hace ver la fatiga que siente el gran artista. A las 14,45 llegó en avión al aeródromo del Bourget. A las 17 del mismo día nos recibia en el Crillión. Al día siguiente le esperaban los miembros del Comité Internacional para la Difusión Artística y Literaria por la Cinematografía (C. I. D. A. L. C.) Un día después, a las diez de la mañana, se celebraba una gran fiesta infantil en el Gaumont Palace, en presencia de más de seis mil niños, bajo el patronato del Sindicato del la Prensa Parisiense, de la Asociación Profesional de la Prensa Cinematográfica, de C. I. D. A. L. C., del Figaro, del Teatro del Petit Monde y de los Artistas Asociados. Efectivamente no era el momento de insistir sobre todas las cuestiones que nos habría interesado plantear a Walt Disney. Nos alejamos del Crillón, no sin haber traído con nosotros una foto dedicada a Cinegramas que nos ofreció el genial artista. La Prensa de los días siguientes nos ha puesto al corriente de varios hechos importantes: 1. C. I. D. A. L. C. ha concedido una gran medalla de oro al inventor de Mickey Mouse y Silly Symphonies. 2. Walt Disney y Louis Lumière se han encontrado por primera vez y han hablado cordialmente ante el micro y el objetivo; y 3. Los lectores del periódico infantil Le Journel, de Mickey, han ofrecido, por medio de su Redacción, un libro de oro a Walt Disney, en el que se han recogido miles y miles de cartas dirigidas al padre de Mickey, y en las que sus pequeños admiradores le patentizan su entusiasmo y su gozo, y le expresan su agradecimiento por el placer les proporcionan sus films de dibujos animados. Estos hechos dicen en favor de Walt Disney y su obra mucho más que toda la literatura que se ha hecho en torno suyo. Juan Piqueras Paris y Junio de 1935.

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Source type Magazine
Volume 2.45
Published
Language es
Document type Interview
Media type text
Page count 1
Pages p. 31

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Id 2900
Availability Free
Inserted 2016-10-21