Acaba de llegar a Hollywood un genuino valor artístico, forjado en el duro yunque del acierto creador y de la popularidad que trasciende las fronteras nativas: Florencio Molina Campos, el insigne dibujante argentino.
Ha venido, invitado por Walt Disney, el animador mágico de la cinematografía moderna, que tantas joyas imaginativas del dibujo hecho vida ha dado al mundo. A su percepción afinada y penetrante no podía escapar el hondo sentido humano y la importancia de la obra de Florencio Molina Campos.
Es Molina Campos el intérprete gráfico del gaucho argentino. Otros artistas de otras tierras han trasladado al lienzo los tipos populares de sus países o regiones, pero con las limitaciones impuestas por la índole inanimada del modelo pictórico. Molina Campos, por el contrario, infunde vitalidad y movimiento a sus dibujos, y los personajes que describe dan la impresión de que por sus venas corre la sangre caliente de la vida.
Por eso, sin duda, por su verismo, por esta cualidad vital de su obra, resolvió Walt Disney pedir a Molina Campos su cooperación como supervisor de las películas animadas de ambiente argentino que pronto lanzará al mundo.
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